domingo, 3 de julio de 2011

Pobrecitos los griegos

Sé que el título del post, por su sarcasmo y dureza, atraerá críticas, pero quizás de esta forma tomemos nota aquí en España.

Esta semana el parlamento griego ha aprobado otro paquete de medidas para reducir su gigantesco déficit, un plan de ajuste de 28.000 millones de euros en recortes de gastos y subidas de impuestos. El mismo, ha sido condición indispensable para poder recibir un segundo rescate de 12.000 millones de euros con el que poder seguir pagando los vencimientos de su deuda y no caer en la bancarrota.

Que la población griega proteste y se manifieste ante dichos recortes y subidas de impuestos es totalmente comprensible. Ahora bien, si el plan no se hubiera aprobado, Europa no hubiera concedido el segundo rescate y en aproximadamente 15 días, Grecia habría entrado en bancarrota. ¿Qué supone esto? No es solo que hubieran dejado de pagar su deuda a los interesados bancos franceses y alemanes; es que hubieran dejado de pagar el sueldo de los funcionarios, las pensiones, a los proveedores… el caos.

Dicho esto, la clave es ¿cómo y por culpa de quién se ha llegado hasta aquí?, para más tarde preguntarnos, ¿podríamos ir por el mismo camino?

El cómo se ha llegado hasta aquí es bien sencillo, gastando más de lo que se ingresaba. Las cuentas, cuando son estatales, no duelen, y se estiran todo lo que haga falta en aras del voto. “Paga el Estado”. Señores, el Estado lo forman los ciudadanos del mismo, a ver si nos vamos enterando. No es un ente rico y sin fondo. Y últimamente está quedando más que de manifiesto. ¿Qué ha supuesto que se gastara salvajemente más de lo que se ingresaba? Que el Estado heleno debe más de 350.000 millones de euros, o lo que es lo mismo, 175.000€ por trabajador griego.

Los culpables directos, aquellos que han gastado sin pudor y sin preocuparse de las cuentas; esto es, los gobernantes griegos. ¿Y por qué digo directos? Porque los indirectos son los votantes de dichos gobernantes.
Y he aquí el quid de la cuestión. ¿Y nosotros? ¿Estamos permitiendo a nuestros gobernantes despilfarrar nuestro dinero? - En este artículo (y siguientes) sobre déficit público queda claro que SÍ -.

Soy consciente de que ese “gastaron más que ingresaron” no es suficiente, por lo que paso a daros datos de algunos de los disparates que los gobernantes griegos fomentaron y aprobaron, y que su población consintió.

Grecia tiene entre 700.000 y 1.000.000 de funcionarios públicos (ni siquiera se sabe el número). Lo que corresponde aproximadamente al 7,5% de su población total. Cada cambio de gobierno ha supuesto nuevos contratos públicos a “partidarios”. Caciquismo en estado puro. Y manteniendo a los anteriores porque no se les podía echar ya que la constitución lo prohíbe expresamente. El Estado pagaba, ellos conseguían votos.

No queda allí la cosa, no solo es el número de funcionarios, es que sus sueldos (de media) son bastante superiores a los del sector privado. Por tanto, sueldo bueno e imposibilidad de despido ¿quién va a querer emprender entonces? El Estado paga. Hasta que los que le prestan dinero al Estado ven que el barco se hunde y dejan de prestarle.

Ejemplos de lo absurdo: un hospital con 45 jardineros cuyo único jardín son 4 macetas, departamentos públicos con 50 conductores en nómina para un solo coche, bonos a funcionarios por ir bien vestidos o usar el ordenador, pensiones de 1.000 euros mensuales para todas las hijas solteras de empleados públicos fallecidos, los 9.000 empleados de la “renfe” griega con una media de 65.000 euros anuales de sueldo (al Estado le saldría más rentable pagar taxis a los pasajeros)…

La edad de jubilación es de 63 años y medio (61 y medio con el 95,7% del salario hasta el año pasado). Eso, si no se acogen a la jubilación anticipada (55 años los hombres, 50 las mujeres); pudiendo hacerlo profesiones como peluquero, trompetista o presentador de TV.

Suma y sigue. Por si fuera poco, defraudar a Hacienda está igual de bien visto que aquí (tiene tela). Se calcula que uno de cada cuatro trabajadores no paga impuestos, en 2010 4.500 familias de fallecidos seguían cobrando sus pensiones, y más de 18.000 griegos sin derecho a paro lo cobraban.

Y encima la corrupción no solo no está mal vista si no que es practicada desde el celador de un hospital hasta el propio inspector de hacienda.

Sinteticemos: despilfarro, falta absoluta de sentido común y de ética en aras del populismo político, y encima, corrupción. ¿Os suena?

Lo que está pasando es una “tragedia griega” y no le resto importancia; solo quiero resaltar que ésta, ha venido de la mano del despilfarro y del disparate. Aquí no llegamos a esos niveles, pero si contamos con muchos, muchos, muchos casos que rozan el disparate y lo infame. Este artículo es para que estemos más atentos a ellos y no acabemos como el país cuna de nuestra cultura. Ya hemos tenido avisos de sobra, solo nos falta abrir los ojos y devolver el sentido común a la gestión de lo público.


Nota: No entienda el lector que hago aquello que tanto critico del político común español, mucha queja y poca propuesta. Mis propuestas para el saneamiento de las cuentas públicas están en estos capítulos (1, 2, 34, 5, 6), y en este resumen final.
Este post está realizado en base al artículo “Grecia, el Estado fallido del euro” de I.H.Velasco; el cual me hizo llegar Casimiro García-Abadillo a través de este tweet. Gracias a los dos.