miércoles, 6 de abril de 2011

Reduciendo Déficit Ganamos Todos. Capítulo 3: Sanidad

Como sabéis, la sanidad es una de las partidas a las que mayor cantidad de dinero público se destina. Por lo que la eficiencia económica sanitaria es un tema de estudio en sí mismo. Éste ha dejado de ser un tema político y ha pasado a ser un tema matemático, simplemente no hay dinero.

Ejemplos claros pueden ser los retrasos reiterados en los pagos a proveedores, con sus consiguientes cierres y despidos (La Región de Murcia terminó 2010 con una deuda en productos sanitarios -sin contar los medicamentos- de 867 millones de euros); o el cierre de quirófanos por las tardes al que se han visto obligados a llegar en algunos hospitales de Cataluña, con su consiguiente aumento en la lista de espera.

Pasemos pues, a enumerar diferentes medidas de contención del gasto:

  • Recetar por principio activo. Esto significa que el médico estará obligado a recetar el medicamento con “su nombre común” digamos, esto es, sin especificar la marca; y el farmacéutico estará obligado a dar el genérico, el más barato. En caso de que el usuario quiera una marca en concreto, habrá de abonar la diferencia. Esto, que ya se está realizando en Andalucía, debería hacerse en todo el país. No es lógico que el Estado pague más por unas pastillas que causan el mismo efecto, solo porque el color de la caja sea diferente.
  • Armonizar las prestaciones sanitarias. A día de hoy las competencias sanitarias están transferidas a las CCAA, por lo que son éstas las que deciden que prestaciones ofrecer. Esto es un clarísimo agravio comparativo que va en contra del principio constitucional de igualdad de los españoles; no puede ser que un español de X comunidad autónoma se le pague X tratamiento y al de la comunidad de al lado se le niegue. A parte, esto implica dividir por 17 la eficiencia multiplicando por el mismo número las promesas electorales.
    Las prestaciones han de ser las mismas en todo el país, y éstas deben haber sido consensuadas y evaluadas, demostrando que son necesarias, eficaces y eficientes.
  • Poner freno al turismo sanitario. Somos el hospital público del mundo, estamos dando asistencia gratuita a extranjeros por el mero hecho de empadronarse. Es inasumible el efecto llamada de enfermos de todo el mundo hacia un sistema sanitario que solo costea un país, nosotros. Y este punto coge mayor relevancia, cuando vemos como a los españoles sin seguro o seguridad social se les ponen infinitas trabas administrativas. No es lógico y no podemos costearlo, hay que pararlo cuanto antes.
    En otros países se han implantado medidas para cubrir al extranjero tan solo las prestaciones que cubra el sistema público de su país de origen, evitando así que se viaje a dicho país con fines sanitarios.
  • Reducir el exageradísimo uso de la sanidad, disuadir. Es muy sencillo, hacer que la gente utilice la sanidad pública cuando la necesite, pero sólo cuando la necesite. El carácter español acude al gratis total como el toro a la muleta. Los sanitarios siempre ponen como ejemplo dos poblaciones muy cercanas, una en territorio español, gallego, y otra en territorio portugués, misma población, misma alimentación, mismos hábitos de vida, misma patología; sin embargo las urgencias del centro de salud (17:00-09:00) registran una media de 3 visitas en el portugués y 30 en el español. ¿Por qué? Porque allí se paga entre 2 y 2,70 euros y aquí absolutamente nada.
    La gratuidad absoluta es contraproducente, perversa. Se han de establecer tasas disuasorias que frenen el consumo abusivo e innecesario. Por supuesto, estas tasas deberán ser razonables para no cargarnos la equidad y que nadie deje de ir al médico por no poder pagarla. (Y si alguien me dice que la viuda que vive con una pensión de 400 euros no puede pagar esos 2,50, le respondo que el problema no está en esos 2,50, si no en la ridícula pensión, que al reducir el déficit público, como explico en estos capítulos, se podría y debería subir)
    Hay quien llamará a esta medida “copago”, decirles que la recaudación en porcentaje del coste será ínfima, y que con ella no se intentaría aumentar ingresos sino reducir costes innecesarios.
    La sanidad es una prestación básica, un pilar fundamental del estado de bienestar, recogido por nuestra constitución. Pero no confundamos un derecho con un abuso. Las desigualdades existen y el Estado debe mitigarlas en lo posible, sin caer en la "barra libre" porque además, fulminada la barra, se acabaron las copas... para todos.
  • Establecer límites al sistema de plazas en propiedad. Si un trabajador tiene constancia de que haga lo que haga va a mantener su sueldo y su trabajo intacto ¿dónde está la motivación? Se tienen que establecer incentivos a los buenos profesionales (promociones internas y salariales, pagos en variable, etc.) y castigos a los malos. Lo que no puede ser es que haya trabajadores extremadamente improductivos e ineficientes a los que no se pueda echar, y a la misma vez, magníficos profesionales que sacan muchísimo trabajo siendo interinos de por vida a los que no hay dinero para ofrecerles una plaza fija.
  • Crear residencias socio sanitarias. Simplemente porque el coste paciente en un hospital es muchísimo más alto que el coste paciente en una residencia socio sanitaria, siendo la atención al paciente la misma.

Voy a parar, que tampoco quiero aburriros, pero se podría seguir con tema liberados sindicales, la prevención de riesgos, ahondar en el modelo de las farmacias hospitalarias, la promoción del autocuidado y los hábitos de vida saludables, etc.

Espero que lo hayáis comprendido y disfrutado. Otro modelo económico en el que el ciudadano corriente reciba las mismas (o mejores) prestaciones y pague menos por ello es posible, basta con una administración seria, rigurosa, eficiente y profesional de los recursos. ¡Hasta el próximo capítulo!

2 comentarios:

  1. Viertes ideas bastante erróneas, imagino que por desconocimiento, y porque en este país, hablamos sin saber:

    1) desde el año 2010, los paises de origen de los ciudadanos europeos, deben asumir el coste de sus conciudadanos, en otro sistema de sanidad europeo.

    2) acuerdo de colobaroación con paises cotonou, por los que los paises de origen (africanos) asumen el coste de la sanidad de sus ciudadanos.

    Ejemplo de lo que hacemos y culpamos a los demás: el Instituto Nacional de la Seguridad Social emitió facturas por a los países de la Unión Europea más Islandia, Liechestein, Noruega y Suiza por valor de 441,1 millones de euros de los que se han cobrado 360 millones.
    http://www.rtve.es/noticias/20120429/sanidad-pretende-cerrar-herida-del-turismo-sanitario/517417.shtml

    Gestionamos mal las cosas y las llamamos ¿turismo sanitario? por repetir una mentira mil veces, no la vas a convertir en verdad.

    No te contesto a lo de los trabajadores, porque no merece la pena.

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  2. Me mandas un enlace diciéndome que hay 700.000 casos de asistencia que por ley y acuerdos entre países deben cobrarse y no se cobran, pero luego dices que el 'turismo sanitario' es mentira, como si no lo huebiera, pues ya me dirás...

    Precisamente con los datos de tu enlace te digo que esas cifras se deben corregir, que efectivamente esa mala gestión debe cambiar, vaya, lo que tú también estás diciendo.

    No entiendo tu ataque, anónimo, qué quieres que te diga.

    Buen jueves.

    PD: Yo no hablo sin saber, no te precipites.

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