De repente, nos hemos despertado inmersos en un capítulo de
Black Mirror. Evidentemente por la pandemia y su consiguiente confinamiento,
pero no sólo. También en el terreno político observamos cómo nuestros dirigentes
han dejado de tomar decisiones y asumir la responsabilidad de sus puestos, para
trabajar en aras de otra poderosa prioridad: el relato.
La verdad, el hecho, la decisión concreta, el voto en el
Congreso, el BOE... todo lo importante, vaya, ha pasado a un segundo plano.
Ahora importa el relato. Cómo se venda la historia. Cómo la recojan los
generadores de opinión en sus tweets y columnas, y cómo la repitan hasta la
saciedad sus respectivos electorados.
Si a esto le unimos las cámaras de eco, más desarrolladas
que nunca gracias a whatsapp y las redes sociales, pronto constataremos que no
sólo tenemos políticos-ficción, sino también ciudadanos-ficción. Nos
encontramos cayendo por una pendiente resbaladiza y tremendamente peligrosa en
la que los ciudadanos eligen ‘bando’ y comienzan a vivir en una realidad
paralela, en un mundo imaginario en el que el relato de “los suyos” se
convierte en su realidad, ignorando que hay otros relatos o negándolos como
‘fake news’ cuando les llegan.
Resbaladiza y peligrosa, sí. Porque va a más, cada vez más
rápido, y porque el final de la pendiente es la deshumanización total de “los
otros”. «Si no ‘ven’ mi realidad sólo tiene dos explicaciones, o son unos
pobres ignorantes engañados, o son unos malvados manipuladores interesados. Los
primeros deben ser ignorados condescendientemente. Los segundos, enfrentados». Este
cambio de la realidad por las realidades ficción, esta deshumanización del
adversario político, acaba derivando en confrontación, en violencia, en la
negación de derechos a ‘los otros’ y el retroceso en libertades de todos... es
la antesala del totalitarismo.
Veámoslo con dos ejemplos, uno bastante sencillo y otro algo más complicado:
1) El fácil: el secesionismo vs. la supresión de las autonomías.
- En Cataluña tenemos unos políticos (JxCat, CUP, la inmensa mayoría de ERC y algunos dirigentes de ECP) que consideran su percepción como la única real, negando y enfrentando a aquellos que no la ven como ellos. Su relato épico de lucha por la secesión es lo que importa. La gobernanza real (Sanidad, educación, economía, infraestructuras, seguridad, etc.) queda en un segundo plano. No importa, en definitiva. Pues todo es culpa del Estado, independientemente de que hablemos de competencias plenamente transferidas. Y todo es por y para el objetivo final de la secesión, aunque se trate de temas en nada relacionados. Este grupo considera a los que no ven con buenos ojos su secesión y su correspondiente pérdida de derechos de ciudadanía como ignorantes o enemigos. Deshumanizados. No pueden opinar diferente porque sí. Para ellos es por ignorancia o por maldad.
- Frente a ellos tenemos unos políticos (Vox y algunos dirigentes de PP y Cs) que consideran a su vez su percepción como la única real, negando y enfrentando a quienes no la ven como ellos. Su relato épico de lucha por la supresión de las autonomías es lo que importa. La gobernanza real (Sanidad, educación, economía, infraestructuras, seguridad, etc.) queda en un segundo plano. No importa, en definitiva. Pues todo es culpa de los secesionistas y sus cómplices, independientemente de que hablemos de competencias del Estado. Y todo es por y para el objetivo final de la recentralización, aunque se trate de temas en nada relacionados. Este grupo considera a los que no ven con buenos ojos su recentralización y su correspondiente pérdida de los derechos de autogobierno como ignorantes o enemigos. Deshumanizados. No pueden opinar diferente porque sí. Para ellos es por ignorancia o por maldad.
2) Vamos al difícil, la mayoría parlamentaria para la investidura: Casado vs. Sánchez.
El PP de Casado ha trabajado en dos relatos que, si bien son
ficticios, han calado con profundidad entre su electorado:
·
“Sánchez siempre ha querido meter a Podemos
en el Gobierno y pactar con los secesionistas”.
Da igual que Sánchez se negase a hacerlo para aprobar los presupuestos y a
causa de ello tuviese que convocar elecciones para abril de 2019. Da igual que
Sánchez se volviese a negar a hacerlo para conseguir su investidura y a causa
de ello tuviera que convocar unas segundas elecciones para noviembre de 2019.
Da igual que a la tercera, tras pactar con Podemos, volviese a pedir la
abstención de algunos diputados del PP para no tener que pactar con los
secesionistas de ERC.
El relato es evidentemente falso. Si Sánchez hubiese querido eso lo hubiera
hecho en febrero de 2019, no un año después, tras dos elecciones generales.
·
“Casado no ha podido evitar la entrada de
Podemos en el Gobierno ni el pacto de investidura con ERC”.
Da igual que no ofreciera sentarse a negociar en ningún momento los
presupuestos de 2019 cuyo rechazo derivó en las elecciones de abril. Da igual
que no ofreciera sentarse a negociar en ningún momento la investidura cuyo
rechazo derivó en las elecciones de noviembre. Da igual que no ofreciera
sentarse a negociar en ningún momento la investidura que finalmente salió
adelante con los pactos de PSOE con Podemos, PNV y ERC. Da igual que a día de
hoy siga sin ofrecer la posibilidad de pactar unos presupuestos a cambio de la
salida de Podemos del Gobierno, consiguiendo así también que los secesionistas
dejen de tener poder de decisión.
El relato es evidentemente falso. Si Casado hubiese querido evitarlo hubiera
ofrecido u ofrecería su apoyo a un gobierno del PSOE en solitario o, incluso, a
una gran coalición.
Por su parte, Sánchez ha trabajado en dos relatos que, si
bien son ficticios, también han calado entre su electorado:
- “Meter a Podemos en el Gobierno y pactar con ERC era inevitable”No. La alternativa era convocar unas terceras elecciones. Es cierto que Podemos ha bajado bastante el tono desde que ha entrado en el Gobierno. También es cierto que el pacto con ERC al final era agua de borrajas. Pero ahí está Iglesias de vicepresidente y ahí está la firma del PSOE en un documento junto a un partido que trató de romper el Estado de Derecho en el Parlament los días 6 y 7 de septiembre de 2017. La política es elegir, se eligió pactar con Podemos y ERC frente a la alternativa de repetir elecciones por tercera vez.
- “Hicimos todo lo que pudimos para recabar el apoyo de la derecha”No. Se pidió el apoyo, pero no hubo un esfuerzo verdadero para conseguirlo. Ni se presentó una propuesta de gobierno de coalición con Ciudadanos en la primavera de 2019, por mucho que Rivera no cogiera el teléfono. Ni se ofreció un paquete de medidas significativo para recabar la abstención del PP a final de año, por mucho que la actitud de Casado no invitase a ello. La política es elegir, y Sánchez eligió repetir elecciones primero y pactar con Podemos y ERC después, frente a la alternativa de hacer una oferta contundente a la derecha.
Son
sólo dos ejemplos. Pero hay muchísimos más. Por favor que no os desvíen del
objetivo del post, que no es otro que los 4 primeros párrafos: una crítica a la
política ficción centrada en el relato y un alegato por la vuelta a los hechos,
a las decisiones, a los pactos hacia el centro y a la asunción de las propias
responsabilidades.
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